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31 de octubre de 2013

A. VIVALDI, Otoño (Las cuatro estaciones)

¡Hola! ¿Qué tal todo? Yo, que no estaba desaparecida, pero tampoco de parranda, he pasado por el blog y se me ha caído el alma a los pies: la última entrada es de agosto... Así que nada, manos a la obra.
Buscando, buscando, he encontrado a Vivaldi, que es un clásico que nunca pasa de moda. Y puestos a elegir estación, pues no me he roto la cabeza: El otoño. Esta versión corre a cargo de la Detroit Symphony Orchestra, dirigida por Matthew Halls y con Nicola Benedetti al violín. La obra se representó en vivo (bueno, faltaría más, ¿no?) en el Orchestra Hall,el 10 de diciembre de 2011.

Antonio Vivaldi (Venecia, 1678- Viena, 1741), il prete rosso (el cura pelirrojo) es uno de los compositores italianos más célebres. Trabajó hasta 1740 en el Ospedale della Pietá que era un conservatorio para niñas huérfanas, para cuyos audiciones semanales produjo obras y más obras, conciertos y oratorios. Desde 1713, Vivaldi se introdujo como músico y empresario en el mundo operístico, y por ello trabajada en Venecia, Roma, Mantua, etc. En 1740 se trasladó a Viena para trabajar al servicio del emperador Carlos VI, falleciendo un año más tarde.  

 La producción de Vivaldi es muy extensa, contándose entre sus obras más de 500 conciertos y 70 sonatas, 45 óperas, música religiosa de estilo operístico y concertante(oratorios, Glorias, misas y motetes). Johann Sebastian Bach, contemporáneo suyo (1685-1750) se dedicó a estudiar sus conciertos y transcribirlos para clavecín, lo que nos ha permitido conocer unas obras que de otro modo seguirían perdidas. 

Los conciertos de Vivaldi establecieron el modelo de los tres movimientos, con uso del ritornello (más o menos, el "estribillo"), repetido en diferentes tonalidades y su uso para el lucimiento del virtuoso, que tenía su punto álgido en las cadenzas. Él mismo era un violinista de prestigio. Sus conciertos son de tres tipos:
- para solista (más de trescientos), bien violín, bien para flauta, violonchelo, fagot, oboe.
- grossi, en los que no hay un sólo solista, sino por ejemplo dos violines, tres o más instrumentos que "concertan" con el tutti de la orquesta, y
- de ripieno, de relleno, sin solistas.

Su música es muy reconocible, gracias a los ritmos vigorosos y grandísimos contrastes (de ahí la palabra "Concierto", de "concertare") entre el tutti y el solista, de tempo (allegro-adagio) o entre forte y piano. Si os acordáis, ya escuchamos e Vivaldi con su Concierto para mandolina y la celebrérrima Primavera.

Ya sabéis que Las cuatro estaciones es el título de un libro de cuatro conciertos para violín y viola (La primavera, El verano, El otoño y El invierno), la tìpica obra programática (descriptiva, sigue un programa), evocadora de las sensaciones que nos aproximan a cada una de las estaciones. De hecho, cada concierto va precedido de un soneto de autor desconocido que nos da las claves para entender la música, y llevan una letra al lado de cada episodio, que se repite en el punto de la partitura que representa éste. El que nos ocupa es el Otoño, o concierto número 3 en fa mayor, RV 293. Consta de tres movimientos: Allegro (movimiento que escuchamos), Adagio molto y Allegro. 

El primer tempo, Allegro, está escrito en 4/4. La orquesta y el solista utilizan las mismas figuras rítmicas; cuando el solista ataca arpegios de dobles corcheas, Vivaldi quiere describirnos a aquellos que abusan de los licores de Baco. A los borrachos, es decir. Escuchando bien, en este movimiento se distinguen tres partes:
- El baile y canto de los campesinos. La orquesta toca una melodía bailable, una danza, que es el tema principal y sirve como ritornello;
- El borracho/ebrio/beodo, descrito con la ayuda del violín solista, que ejecuta escalas ascendentes y descendentes (que se cae, que se cae...), y
- El borracho/ebrio/beodo dormido. Las figuras largas del violín y la orquesta nos muestran la respiración del sujeto, plácidamente dormido.

Ya sólo me queda copiar el soneto "original" y dejar adivinar las escenas que suceden entre las notas.

L’AUTUNNO
Movimiento I: Allegro
Celebra el aldeano con bailes y cantos
de la feliz cosecha el bienestar,
y del licor de Baco abusan tantos
que termina en el sueño su gozar.
Movimiento II: Adagio molto
Deben todos trocar bailes y cantos:
pues el aire templado da bienestar,
y la estación invita tanto a tantos
de un dulcísimo sueño a bien gozar.
Movimiento III: Allegro
Al alba, el cazador sale a la caza con cuernos, perros y fusil, huyendo
corre la fiera, síguenle la traza;
Ya asustada y cansada del estruendo
de armas y perros, herida y amenazada,
harta de huir, vencida ya, cae muriendo.


¡Que paséis un fin de semana largo muy agradable, y hasta pronto!

Canasta de fruta (1599), Michelangelo Merisi, Il Caravaggio (1573-1610)


4 comentarios:

  1. Me encanta esa pieza, y la del invierno. Me alegro de que estés de vuelta!!

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    Respuestas
    1. Sí, la verdad es que son muy conocidas pero no cansan... Muchas gracias por comentar, guapina!!

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    2. La verdad es que es preciosa, y aunque las Cuatro Estaciones estén muy oídas, no cansan... Muchas gracias por comentar, guapina!

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  2. Esta maravilla no puede cansar nunca.
    Lo retomaste con gana, ánimo y gracias
    Un abrazo, mariluz

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¡Muchas gracias por comentar! ¡Hasta la próxima!

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